La cómoda

Hace mucho, pero mucho tiempo, la compramos en els Encants. Aún recuerdo su precio: 4000 pesetas. Estaba que daba pena. La lijamos, la barnizamos, le puse unos tiradores dorados y la utilizamos como mesa para la tele, en el centro de dos estanterías que diseñamos nosotros y que nos hizo el cuñado del Innombrable, que era carpintero.

20140601_105311

La utilicé para guardar los manteles y las servilletas de tela. Todavía hoy tiene ese uso, aunque no tengo mesa de comedor (tenemos una mesa bajita donde cenamos a lo japonés, pero no tenemos una mesa tradicional, con sillas tradicionales). Sin embargo, la uso para guardar salvamanteles y manteles de diferentes tamaños y usos. Siempre con un «por si acaso»….

Cuando vivía con el Innombrable, tuvimos un perro. Básicamente el perro era mío, y se fue conmigo cuando me fui a vivir con él y se volvió conmigo cuando nos dejamos. Guardaba en el cajón de en medio las galletas para la Cani. La Cani era una chucha que no hacía más de 30 cm de alta, a la que quise como si no fuese una chucha. Todavía conservaba algunos arañazos junto al tirador, donde ella rascaba en busca de algún premio. Creo que en la foto aún se aprecia.

Como tantos arañazos que he ido conservando, se me ocurrió que ya era el momento de ir cicatrizando, así que estos días he estado rehabilitando esa cómoda. Me trae historias. Y ahora, de repente, y aunque aún no está del todo acabada, todo vuelve a estar en blanco.

 

Proceso: serrar los tiradores de maderaLijar, pintar.Perforar y poner tiradores

 

 

 

 

 

 

 

Primera impresión. Aún faltan detalles20140609_214848_1

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Porque todo está por hacer y todo es posible….. dijo Martí i Pol, mirando al mar.

 

Un comentario en “La cómoda

Deja un comentario