Tengo 80 borradores en este blog. Algunos son del 2009. Ando haciendo limpieza, aprovechando el confinamiento por covid. Sí, soy positiva, siempre muy positiva… Voy a ratos, cuando el cuerpo me deja, porque me canso. El problema de esta enfermedad (para mí) es la incertidumbre. No sabes cuándo ni cómo va a acabar. Parece un constipado, con un poquito de fiebre por las tardes, con un poquito de cansancio muscular, con mocos y ataques de tos puntuales. Todo muy leve. Pero no sabes si en algún momento todo dará un giro y eso da un poco de miedo.
No consigo test de antígenos por ningún sitio. FInalmente he comprado diez en una farmacia de Zaragoza, y me lo envían por correo (vete a saber cuándo llega). Hace un mes compré 4 y me costaron a 3,5€, han subido más del doble. Es alucinante como las farmacéuticas se aprovechan de esta situación. Yo las nacionalizaba. A tomalpolculo. Como un bien común. Y vendía los medicamentos a precio de costo. ¿Cuánto debe costar realmente un test de antígenos? ¿50 céntimos?
Algunos borradores…. ahora tengo curiosidad por saber cómo acabarían (no, no voy a copiar los 80…)
TENGO ALGUNAS HISTORIAS (14 septiembre 2014)
Tengo algunas historias de amigos. Historias reales que podrían ser la base para una historia ficticia. Sólo con una pincelada más. Bien podrían resumirse así.
Él es chileno. Ella nació en Budapest. Se conocieron en Barcelona. Él vivió durante dos años en la ciudad. Ella llegó becada un verano. Ahora viven en Nueva York, en un apartamento en Broklyn de esos que ves en televisión.
Tuvo un novio con el que se recorrió medio mundo. Después de un viaje de meses, parte en bicicleta, se separaron. Una noche de borrachera, y para olvidar, ella se lía con el ex de su mejor amiga. Se queda embarazada. Decide tenerlo sola. Ahora, ella y su hija viven en un pueblecito del Cabo de Gata, en una casa blanca con ventanas de madera azules mirando al mar
DE PADRES Y VACACIONES (20 agosto 2013)
Hay un momento en que uno siente (y quiere) regresar a casa. A ese espacio protegido, con la intimidad y los objetos que le pertenecen. No es que aquí no me sienta bien (que me siento), pero no deja de ser la casa de mi padre, aunque Maria y yo, año tras año, vamos haciéndonos nuestro espacio particular aquí arriba, mirando el mar.
Y con mi padre siempre tengo la sensación de tener que estar demostrando. Estoy cansada. Este año he tenido la impresión, igual que cuando era niña, que nada de lo que haga es suficiente para él. Y (al menos creía que) hacía tiempo no me pasaba. Me habla de vecinas (a las que no conozco), que son muy trabajadoras, porque se pasan el día limpiando la hierba o desbrozando. Y no valora el trabajo que llevo casi un mes haciendo aquí. Ni limpiar el jardín, ni ayudarle a recoger las cebollas, los guisantes, las patatas, ni pintar la habitación que tenía humedadades, ni lo cotidiano del día a día que incluye ir a comprar, hacer(nos) la comida, lavar, recoger la ropa… Es como si yo no existiese. Recuerdo cuando era niña traer las notas a casa con pánico, porque en gimnasia sólo tenía un bien, en lugar de un sobresaliente como en el resto de asignaturas. Yo, que con el tiempo tuve una prótesis de cadera, era la única asignatura en la que no podía esforzarme más. Soy como soy en parte porque él me hizo así. Es lo que tienen los padres. A veces, me siento culpable de que Maria no tenga un padre (cercano), aunque la decisión no fue únicamente mía. Al otro lado hubo un hombre que evitó responsabilidades. Alguien (cercano) me dijo un día que soy egoísta por haber decidido tener una hija yo sola. Yo sé que la maternidad (y la paternidad) es una cuestión de egoísmo. Uno tiene hijos por darse el gusto de repetir la especie, la propia. Herencia genética. Evidentemente obvié el comentario, y más viniendo de la persona que venía y en el momento de su vida en que lo hizo. Pero hay veces que estoy orgullosa de haberlo hecho, e intento hacerlo lo mejor que sé, con lo que no me enseñaron. Y me da miedo, cuando dice: «Qué tonta es Maria», porque algo no le sale… y entonces no hago más que repetirle que no es tonta, que sólo requiere un poco más de práctica o que sea un poco más grande… Y cuando a mí se me escapa algún «no seas tonta!», intento esbozar una sonrisa para quitarle importancia, porque sé lo importante que son las palabra y los silencios, y cómo nos afectan de niñas….
LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA (30 octubre 2013)
Leo a Fernando Loygorri y recuerdo algo que escribí hace tiempo sobre las minas y los mineros. Eran chilenos y se habían quedado atrapados en un pozo a 70 metros bajo tierra. Así estuvieron durante más de dos meses.
En León el grisú asfixió a seis mineros. Una se pregunta si en pleno siglo XXI y habiendo enviado maquinitas a otros planetas, aún no somos capaces de robotizar uno de los oficios más antiguos del mundo. Y seguimos extrayendo minerales de las entrañas de la tierra, de la manera más rudimentaria que podemos imaginar.
La vida es un milagro. La muerte lo es más. Porque la muerte regenera. Pero hay muertes, en las cavernas, innecesarias. Y hay gritos mudos de dolor.
EL GALLEGUISMO (19 mayo 2016)
Hacer una tortilla de verduras y echarle una pizca de pimentón. Dejar el aceite de color rojizo después de hacer la tortilla (por el pimentón). Echar de menos el mar bravo. El olor del eucaliptus. Ver una hortensia blanca y extrañar que no sea azul. Entender las retrancas. Creer en las meigas. Comer pan a todas horas, aún sabiendo que como el de Galicia en ningún sitio se cuece mejor. Pronunciar correctamente la equis, para poder decir bien «raxo». Extrañarte si la ropa se seca en dos horas. No echar de menos el sol, y sí la lluvia. Que un día gris sea «un buen día» y no un «vaya día».
LOS NUEVE AÑOS (2 diciembre 2016)
Cuando te haces madre no te dan un manual de instrucciones. Esto no es como comprarse una lavadora, y no hay ningún pdf donde puedas ir a buscar el funcionamiento de un determinado botón. Pero la clave es entender que ambas vamos por el mismo camino aprendiendo. Así que intento no desesperarme ante la necesidad continua que tiene de tocarme, de que la escuche, de que esté con ella, de que no la deje sola en ningún momento. Me permito buscar los espacios comunes y abrirnos otros la una para la otra, dejar espacios para amigos (cada una los suyos) y para actividades. Intento que sea sin dramas, a pesar de que su actitud, y su carácter, dan para mucho dramatismo. Luego siento el peso de la genética y me digo que algo tendrá que ver el que yo sea también impetuosa, con carácter……
LA MATERNIDAD (27 mayo 2018)
Tengo una amiga (de esas del alma) que hace tiempo intenta quedarse embarazada. Somos de una generación que priorizamos los estudios, un buen trabajo……
LAS ALCACHOFAS DE MI MADRE (27 noviembre 2019)

Ya es época de alcachofas. Y si hay algo que recuerdo especialmente son las que hacía mi madre. Diría que es de las pocas veces que me ponía a su lado a cocinar y la ayudaba a rellenarlas de carne. Su receta era muy sencilla, pero no tenía especial interés en que quedasen bien rellenas: mi madre era más de poner «pegotes» de carne encima de las alcachofas. Así que ahí llegué yo a mejorar el formato. Hoy, mientras cocinaba, pensaba en todas las recetas que vamos heredando, de forma más o menos consciente. Hay quien se ha sentado junto a su abuela a hacer croquetas. Junto a la tita a ver cómo hacía los pestiños. Y junto a su madre a ver hacer la empanada o las alcachofas rellenas. No saben igual, claro que no (yo les añado pimentón, que me viene del otro lado), ni tampoco hay pretensión de hacer exactamente las mismas. Pero mientras aparto las hojas de las alcachofas y las relleno (casi una a una) recuerdo aquel momento de la niñez que compartía la cocina con ella.
El sushi y las pizzas de los viernes no pueden compararse. A veces pienso qué recuerdos tendrán nuestros hijos (y yo soy de las que cocina en casa). ¿Te acuerdas cuándo mamá llamaba al Ootoya a pedir sushi?.
Y no hay nada más…
FRANCESCA (4 Octubre 2021)

Mi profesora de italiano se llama Francesca. Tiene un humor propio, muy gallego (o muy italiano). Socarrón y por «lo bajini». Es guapa. Y joven (diría que apenas pasa los 30). Y tiene esa sonrisa pícara que te hace sonreir a ti también. Le gusta Jovanotti (aunque siempre nos pone videos donde aparece con su nombre completo: Lorenzo Cherubini), pero escoge las no-mejores canciones de él (En vez de Fango o A te, nos ha seleccionado Come música)