El dolor (I)

Después de la Navidad su espalda se partió por la mitad. La lesión medular que le produjo le impide caminar, entre otras cosas. Y la lesión degenerativa del frontotemporal le impide conseguir una mínima recuperación, como otros intentarían.

No la culpo, pero qué rabia siento. Y qué dolor. Nadie sabe el dolor que me produce  mirar en sus ojos azules y no encontrarla. Ya hace tiempo que no la encuentro. Siento que una intrusa ocupó su cuerpo. Es la que le anima a repetir continuamente las cosas, hasta el punto de convertirse en la gota malaya que implosiona dentro mío y me convierte en lo peor. A nadie le deseo una enfermedad mental. Pero sobretodo es algo que ella nunca se deseó para sí misma, y repetía continuamente, ya entonces, que el destino le trajese cualquier cosa, menos perder la cabeza. Porque sabía, por profesión, cómo éstas evolucionan.

Yo escudriño en sus ojos. A veces hacen gestos que me recuerdan a la mujer que fue. No puedo evitar amarla, cómo sólo una hija puede querer a una madre. Una madre que quiso, que estuvo, que protegió (a veces incluso demasiado). Todo a su manera. ¿No somos todas las madres así, amantes a nuestra manera?. Y no sé qué hacer para evitarle dolores, para que todo sea más lento, para que no haya demasiadas infecciones, para que no haya tanto dolor emocional… Pero no sé qué voy a hacer yo con el vacío que me quedará cuando ya no esté. Porque aunque de alguna manera ya esté marchándose, voy a visitarla, le cojo la mano, la miro a los ojos, nos reímos juntas, nos lloramos juntas, me apoyo en ella en ese sillón donde permanece semi-inmóvil y hacemos como que estamos bien.

Las grandes virtudes

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Leo a Natalia Ginzburg y no puedo más que asentir.

Porque una siente que la felicidad está en las pequeñas cosas, pero después de leerla a ella, hay que reconocer que para alcanzarla (la felicidad) hace falta haber sido educado en las grandes virtudes, porque son las grandes virtudes las que nos harán disfrutar de las pequeñas cosas.

Un extracto de  LAS PEQUEÑAS VIRTUDES de Natalia Ginzburg:

Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo de éxito, sino el deseo de ser y de saber.

Sin embargo, casi siempre hacemos lo contrario. Nos apresuramos a enseñarles el respeto a las pequeñas virtudes, fundando en ellas todo nuestro sistema educativo. De esta manera elegimos el camino más cómodo, porque las pequeñas virtudes no encierran ningún peligro material, es más, nos protegen de los golpes de la suerte. Olvidamos enseñar las grandes virtudes y, sin embargo, las amamos, y quisiéramos que nuestros hijos las tuviesen, pero abrigamos la esperanza de que broten espontáneamente en su ánimo, un día futuro, pues las consideramos de naturaleza instintiva, mientras que las otras, las pequeñas, nos parecen el fruto de una reflexión, de un cálculo, y por eso pensamos que es absolutamente necesario enseñarlas.

Si queréis leer el texto completo, lo encontráis transcrito AQUI. Pero si queréis el libro entero podéis acercaros al Librerio de la Plata a comprarlo.

Echo de menos Berna

bernaEcho de menos Berna. Apenas estuve unas horas, y puedo asegurar que es la ciudad más amable que he visitado.

Me pareció elegante y culta.

Sería sencillo vivir en una ciudad como Berna, donde la mayoría de las casas están rodeadas de jardines y bosques, abrazada por un río y sin tránsito exagerado.
Su centro semipeatonal, en que conviven perfectamente peatones, ciclistas, tranvías y coches. Sus plazas amigables, a pesar de lo duras que parecen. Sus jardines discretos y sin pretensiones (nada que ver con los jardines londinenses). Sus casas salidas de un decorado para un cuento de Hansel y Gretel. Su silencio. Amo las ciudades silenciosas.

Si alguna vez me he rendido ante una ciudad, creo que ha sido Berna.

Para más, este video.